El romero es una hierba aromática de origen mediterráneo con un agradable aroma silvestre. Es muy utilizada en la gastronomía española, ya que combina a la perfección con casi cualquier tipo de carne, especialmente con la de cordero. También es ideal para calderetas y aderezar platos de caza, así como para aportar sabor y aroma a asados, vegetales y patatas. Esta hierba también es muy apreciada por sus beneficios para la salud. No en vano tiene propiedades estimulantes y tónicas de los órganos digestivos. Gracias a ello resulta de gran utilidad para mejorar las digestiones. Además, sus efectos carminativos previenen la aparición de gases, flatulencias, hinchazón, acidez y otras dolencias relacionadas.
Aunque el romero se utiliza normalmente como hierba aromática, utilizar las hojas secas para realizar infusiones es una buena idea para mejorar la salud digestiva y para aprovechar al máximo sus propiedades bacteriostáticas. Estas últimas propiedades ayudan a luchar contra la caries y a eliminar las bacterias que provocan el mal aliento. Gracias a su acción antiinflamatoria y antimicrobiana, el romero también es muy beneficioso para las personas que sufren trastornos intestinales, como diarreas, estreñimiento, colon irritable, colitis, etcétera.
Las hojas de romero son reconocidas por sus efectos beneficiosos sobre el hígado, ya que es la planta con mayor concentración de ácido ursólico. Este componente posee propiedades hepáticas y antioxidantes. Además, reduce los niveles de azúcar y de colesterol en sangre. Al mismo tiempo, mejora la circulación sanguínea y previene la aparición de trombos. Como consecuencia, es una hierba muy utilizada para depurar el hígado y para tratar enfermedades como el hígado graso, la diabetes, la obesidad o la hepatitis. Su consumo también ayuda a eliminar toxinas e impurezas, por lo que previene la formación de cálculos en la vesícula. El romero también se utiliza de manera tradicional como remedio contra la ictericia.