La pimienta blanca molida es una especia muy interesante para aquellas personas que quieren darle a sus platos un toque picante, pero con un sabor más delicado y suave que el de la pimienta negra. Esta variedad, además, permite elaborar salsas, cremas, caldos y otras preparaciones, pero sin teñirlas de negro. Más allá de sus cualidades culinarias, la pimienta blanca destaca por sus propiedades beneficiosas para la salud, ya que es diurética, digestiva y carminativa. A esto tenemos que añadir su alto contenido en un alcaloide como la piperina, responsable de su sabor y que contribuye a reducir los niveles de grasa en sangre y a bloquear la formación de nuevas células de grasa.
Esta pimienta ayuda a mejorar las digestiones gracias a su capacidad para estimular el ácido clorhídrico y otros jugos gástricos. Además, gracias a sus efectos carminativos, previene la aparición de gases, ayuda a su eliminación y combate la hinchazón de vientre y las flatulencias. La pimienta blanca también contiene altos niveles de fibra dietética, muy beneficiosa para regular el tránsito intestinal, combatir el estreñimiento, contribuir a la expulsión de colesterol y controlar la obesidad. No menos importantes son sus efectos diaforéticos, con grandes beneficios diuréticos. Así, estimulan la sudoración, la micción y la eliminación de toxinas mediante la orina y el sudor. Gracias a ello dificulta la formación de cálculos renales.
La pimienta blanca molida también es rica en calcio, hierro, potasio, proteínas, yodo, zinc, magnesio y vitaminas de los grupos A, B, C, D y K. Por este motivo, este condimento es bueno para mejorar la salud de los huesos y para prevenir la anemia por falta de hierro (ferropénica). Además, es muy útil para las personas que realizan esfuerzos físicos y para aquéllas que quieren controlar los niveles de azúcar, reducir el colesterol o prevenir el cáncer de colon.