El orégano es una de las hierbas aromáticas más utilizadas en la cocina mediterránea, ya que es un potente aromatizante que combina a la perfección con ensaladas, pastas, guisos, carnes, arroces, pescados y un largo etcétera. Además, es fácil de conseguir y su precio de compra es bajo en comparación con otras especias. El orégano, además de aportar sabor y aroma, es un potente digestivo, ya que estimula la función biliar y facilita la realización de los procesos digestivos. Además, posee propiedades carminativas (para reducir los gases), expectorantes y antiinflamatorias.
Estas propiedades digestivas son especialmente beneficiosas para las personas que padecen espasmos intestinales. Esta hierba también ayuda a combatir enfermedades del hígado y a expulsar los gases y prevenir las molestas flatulencias. Pero más allá de estos beneficios, el orégano destaca por ser un potente expectorante, con acción antiinflamatoria y antiséptica para las vías respiratorias. Por este motivo una infusión ayuda a reducir los síntomas del resfriado y la gripe, como la tos o el exceso de mucosidad. Asimismo, esta hierba favorece la circulación sanguínea, mejora el riego en el cerebro y estimula el sistema nervioso, lo que contribuye a mejorar la memoria y la concentración.
Al mismo tiempo, el orégano contiene nada más y nada menos que 30 compuestos antioxidantes, entre los que destacan el timol, el carvacrol y el ácido rosmarínico. Estos componentes son útiles para tratar enfermedades como el cáncer y retrasar el envejecimiento de la piel y los tejidos. En definitiva, esta hierba aromática destaca por sus propiedades digestivas, que mejoran la digestión; sus cualidades carminativas, que evitan los gases y las flatulencias; y sus efectos expectorantes, antiinflamatorios y antisépticos para las vías respiratorias.
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