El comino en grano es una especia muy apreciada en gastronomía por el sabor tan característico que ofrece a los platos. Se puede utilizar para condimentar carnes, sopas, panes, verduras, quesos, frutas, hummus y casi cualquier alimento. Esta planta aromática, de apenas 50 centímetros de altura y originaria de Oriente Medio, es conocida, además, por sus múltiples propiedades medicinales y curativas. Su principal cualidad es su efecto carminativo, es decir, su capacidad para favorecer la expulsión de los gases. Pero su consumo no sólo reduce la generación de gases, sino que también ayuda a realizar la digestión y a prevenir el cáncer de colon.
Los efectos beneficiosos de esta especia pueden disfrutarse más allá de la cocina, ya que sus granos también son ideales para elaborar infusiones. Así, añadir unas semillas de comino en una taza de agua caliente y beber esta preparación después de las comidas puede ser un gran remedio natural para prevenir la aparición de gases y flatulencias y otras enfermedades intestinales de origen parasitario. Esta infusión también es útil para combatir las afecciones pulmonares, sobre todo si se acompaña con una cucharada de miel.
El comino en grano destaca también por otras propiedades beneficiosas de la salud más allá de las relacionadas con el sistema digestivo. Este condimento es un buen sedante natural, por lo que una infusión con estas semillas nos ayudará a conciliar el sueño y a combatir el insomnio. También es un potente bactericida y posee propiedades antimicrobianas, capaces de combatir la placa bacteriana que causa la caries, la gingivitis y el mal aliento (halitosis). Por este motivo se pueden masticar estos granos para mejorar la higiene bucal. Por último, aporta grandes cantidades de hierro, ya que una sola cucharadita de comino cubre nada más y nada menos que el 20% de las necesidades diarias de hierro de un adulto.