La cebolla deshidratada en escamas es la mejor opción para disfrutar de todo el sabor y todas las propiedades de este condimento de una forma rápida y sencilla. Esta especia se obtiene de una selección de las mejores cebollas blancas, que son peladas, cortadas y deshidratadas para mantener todo su aroma y perpetuar sus cualidades durante mucho más tiempo. Se puede utilizar directamente en estofados, guisos, sopas, ensaladas, salsas y cualquier tipo de plato, especialmente de carne.
Esta cebolla es muy apreciada en la industria alimenticia por su sabor, algo más sutil y suave que el de la cebolla cruda. Además, es ideal para personas que tienen poco tiempo para cocinar, ya que no es necesario lavarla, picarla ni trozearla. Sólo hay que abrir el envase y emplearla al gusto. Además, gracias a que ha sido sometida a un proceso de deshidratación, puede mantener sus propiedades intactas durante meses.
Además de sus cualidades desde el punto de vista gastronómico, la cebolla tiene propiedades antitrombóticas, activa la circulación sanguínea, favorece la eliminación de líquidos y es remedio natural para combatir infecciones respiratorias como la gripe, la bronquitis, la faringitis y la amigdalitis. Es un buen desinfectante a nivel local en casos de mordeduras o picaduras de insectos o en infestaciones de piojos o garrapatas.
La cebolla en escamas posee todas las propiedades de una verdura que destaca por su alto contenido en vitaminas de los grupos A, B, C y E, así como en minerales y oligoelementos como el calcio, el potasio, el hierro, el magnesio, el cloro o el cobalto. Es buena para la diabetes, ya que elimina impurezas de la sangre y ayuda a disminuir los niveles de azúcar. Este condimento es rico en fibra, por lo que contribuye a regular el tránsito intestinal y a combatir el estreñimiento. La cebolla también está indicada para estimular el funcionamiento de los riñones y para combatir baterías y microbios por su poder antiséptico.