Conocido como el oro rojo, el azafrán está considerada la especia más cara del mundo. No en vano, se necesitan 85.000 flores para obtener un kilo de azafrán válido para su consumo, ya que de un kilo de estigmas crudos sólo se consiguen 250 gramos de esta especia. Este condimento es utilizado para el tratamiento de la depresión y la ansiedad, para regular la menstruación, tonificar el sistema intestinal, calmar la tos y estimular el apetito.
Esta especia proviene de los estigmas secos del pistilo de la flor crocus sativus, cuyas hebras de color rojo intenso se utilizan como colorante y para dar sabor a los platos debido a su apreciado aroma. Por lo general, el azafrán es utilizado como especia aromática, aunque algunas personas y profesionales, sobretodo de la medicina natural, lo utilizan como remedio por sus propiedades curativas y preventivas.
El azafrán es rico en fitoquímicos con potentes efectos antioxidantes que combaten los radicales libres. Destaca la pirocrocina, responsable de su sabor amargo, que posee propiedades aperitivas y actúa como tratamiento natural contra la indigestión. La crocina y la crocetina, que son pigmentos naturales de color rojo, contribuyen a prevenir enfermedades del hígado y tienen efectos antioxidantes para preservar la salud del sistema cardiovascular. Por último, el safranal, responsable de su inconfundible aroma, es beneficioso para la salud ocular.
Se utiliza en la cocina española en platos de arroz, caldos, patatas, legumbres o salsas. Emplear esta especia en lugar de colorantes da a las paellas y fabadas un toque exquisito. Para evitar que el azafrán pierda sus propiedades debe conservarse en un tarro hermético (mejor de cristal), en lugar fresco, seco y protegido de la luz. En estas condiciones puede mantener todas sus propiedades durante dos años.